Vida en peligro, con una paz raquítica y hambre en muchas regiones del orbe


En el principio de todo está la vida. Ella da origen a la belleza del universo entero. Plantas que engalanan los rincones de calles, ciudades, bosques y selvas dan testimonio de esta realidad innegable. También los animales terrestres y  marinos junto con las aves del cielo animan con su presencia las esferas de la tierra. Luego vienen el hombre, para poner el nombre esencial a cada ser creado que después debe cuidar y multiplicar para dar el trabajo necesario a cuantos habiten la tierra hasta el final de los tiempos.

Pero olvidarse de este mandato imperativo dado al hombre, vendría a trastocar el orden de toda la creación, y de este estado se llenan hoy  los medios de comunicación de todos los continentes.

La presencia de la guerra entre humanos es un absurdo continuado desde el principio tras la muerte de Abel por su hermano en una acto de violencia debido a celos y la envidia. Acabar con la vida de un ser en relación familiar debido a la procedencia de unos padres en común al dejarse llevar por una bajeza impropia de cualquiera que  debe cuidar los detalles de la convivencia por el amor, rompe la condición misma para la existencia del hombre sobre la tierra.

La inquietud, violencia a veces  en la familia y  en las calles, impide que haya ese mínimo de tranquilidad requerida para darse el orden necesario para que haya paz. Los conflictos cuando se daban en la Edad Media no impedían los mercados ambulantes en las calles ni el paso libre entre los países europeos, por ejemplo. 

Los controles de hoy en día, en el comercio y en el paso de mercancías entre países --limitado a pesar de las intenciones de los gobiernos--  han contribuido, quizá más que nunca, a la presencia del hambre incluso en los países  desarrollados y a la presencia ilegal de personas de cualquier país.

Esta visión es parcial y un tanto pesimista, pero no deja de tener vigencia en unos tiempos donde se le teme a la vida de los aún por nacer, llegando a bajar  su número por debajo de las defunciones.  Asimismo, sin paz las necesidades aumentan porque no se dedican los recursos suficientes a la producción de alimentos básicos de acuerdo  a los recursos de cada región y deseados por muchos en una intercambio sin restricciones.

Pero no queremos llenar la tierra de vida ni producir los alimentos derivados de aquellos ejemplares del principio, cuando las cosas estaban en orden. listas para multiplicarse por toda la tierra.


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