Estar al pendiente de los demás


Las enfermedades mentales parecen estar de moda. En todos los países, en especial en los más desarrollados, han proliferado los achaques mentales, que afectan a los quehaceres diarios en la casa y en el trabajo profesional.

El hombre es un ser en relación, y es aquí en donde se transparenta más este tipo de afecciones. Desde malentender  lo dicho por otros hasta confundir a la persona misma con quien  nos encontramos y nos dirige un mensaje. En definitiva, la capacidad de relacionarnos con los demás se altera significativamente.

Se achacan estas limitaciones de la convivencia a las prisas de la vida diaria,  al abuso de la drogas y bebidas alcohólicas, preocupaciones excesivas, cambios radicales humor, alejamiento de las amistades, cansancio, desconexión con la realidad, alteraciones en la vida sexual, etc. según nos sugieren los estudios de la Clínica Mayo. 

Dadas estas alteraciones y el crecimiento de las enfermedades de este tipo resulta  casi imposible que nos preocupemos del estado de ánimo y de la situación de nuestros semejantes, y mucho menos darles seguimiento en sus necesidades. Por e contrario, estas personas necesitan de atención personal, espiritual y médica con el fin de procurar si no una mejora de su condición, evitar un empeoramiento que puede llevar incluso al suicidio.

No podremos mejorar los conflictos ajenos, nacionales e internacionales, si en nuestro entorno tenemos personas incapaces de valerse por sí mismas, aunque aparentemente todo parezca en calma.

Pero, claro, para logar algo ene sentido, hay que olvidarse un tanto de uno mismo.


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