Por qué no se quiere ver lo que verdaderamente es


Vamos dejar a un lado la posibilidad de que alguien ve algo realmente no sea capaz de ver lo que es, para poder centrarnos en la realidad de estar viviendo durante más de dos mil años en medio de la mentira.

Afirmamos lo anterior sin miedo a equivocarnos por la sencilla razón de que quien es la "verdad" vino a este mundo para enseñar el "camino" de la felicidad. Desde entonces, sin embargo, han sido muy pocos lo suficientemente convencidos como para escuchar esa palabra dicha, vivida y enseñada por quien era, es, la verdad misma.

¿Por qué ocurren estas fallas de visión de la realidad? ¿Acaso hay quienes no quieren ver las cosas tal como son? 

La respuesta es simple, pero requiere un mínimo de explicación. El hombre es un ser en relación. Se puede tener relación con otros, cosas o personas,  si se tiene interior. Si la fuerza relacional se empequeñece, la capacidad de relación disminuye hasta llegar a desaparecer, como sería el caso de una piedra. 

Ese hacerse uno con todas las cosas es la característica del alma. Pero si el alma anda dormida, no se pueden distinguir los matices ni los perfiles de las cosas. ¿De dónde viene entonces ese sueño? Procede del estar encerrado en uno mismo. Por eso los vegetales y el animal se relacionan, con diferencias, pero sin "saber", porque les falta el conocimiento.. Y en la medida que el corazón del hombre se vuelve de piedra, no podrá tampoco relacionarse. Abre los ojos, mira, pero no puede ver.

Preocuparse por los demás implica conocimiento; no podemos relacionarnos con ellos como si fueran cosas. Con una sonrisa, un comentario favorable, interesarse por el estado de su familia, su trabajo, son siempre maneras de comenzar y con el tiempo, esperar a que florezca una amistad.

Los tiempos, con todos sus avances, están dejando a la gente muy sola aunque sigan pegados a la tecnología y a las redes llamadas sociales, que a veces sirven más para el escarnio que para el encuentro.

No son las cosas, sino las personas, nuestro lugar de encuentro. El amor siempre un "otro" yo para poder relacionarme. Por eso el mismo Dios, que es amor requiere nada menos que de tres personas para realizarse sin tiempo, en un presente continuo.

No contento con esa trinidad de relación, el amor se extiende a todo lo creado, de manera especial, el hombre, por quien abajándose a su condición, dio la vida la Segunda de esas tres personas de la Trinidad, el Hijo. Nos ve, entonces, sin tapujos, tal como somos cada uno de los hombres, sabiendo su principio querido por ellos, y su final...




 

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