La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz



Azoz, Navarra.



Siempre recuerdo la fiesta de san Lorenzo. Solía estar en un pueblo de Navarra, Azoz, a pocos kilómetros de Pamplona. El pueblo, pequeño, con no más de una docena de casas, celebraba a su santo patrón comenzando con una Misa a las 10 de  la mañana. 

La Misa era solemne. Los caballeros se situaban en las bancas de la derecha, y las damas y los niños a la izquierda. En el coro, los más dotados para el canto, acompañaban la liturgia. Don Macario --así se llamaba el sacerdote párroco-- entraba en la Iglesia entonando en latín el introito, mientras repartía con el hisopo a diestra y siniestra el agua bendita.

La Misa discurría así por su cauce litúrgico, y la mayoría se acercaba al comulgatorio para recibir la Eucaristía. En el centro del altar estaba la efigie de san Lorenzo con su parrilla, y encima, la de Santa María. La Iglesia tendría más de 200 años, pero se conservaba  en buen estado.

La noche anterior se solían mirar las estrellas para ver correr de un lado a otro las Perseidas, en su inquieto vagar por los cielos, la víspera del mártir oscense Lorenzo.

Ahí comenzaba la fiesta con los compases del acordeón, interpretados por un músico pagado por los mozos del pueblo, y comenzaba el baile en la era más adecuada del lugar. La cena después, y a preparar el vestido para el día de la fiesta del patrón del  pueblo. 

Siempre había  gente de fuera que, por razones de parentesco o amistad visitaban el lugar. Y no se me puede olvidar esta fiesta...

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