La vergüenza de algunos países está en sus dirigentes...y en quienes los sostienen.


Acaba de ocurrir y es la comidilla de todos los media: el beso de Rubiales,
presidente de la Real Federación Española de Futbol, a Jenni Hermoso, jugadora estrella de la selección ganadora de España durante la ceremonia de premiación de la Copa Mundial Femenina. Tenemos así a un dirigente aprovechándose de la situación para salirse con la suya dice en público: "Seguramente me he equivocado".

Otro caso. Pedro Sánchez, presidente de España, a pesar de no haber ganado las elecciones del pasado 23 de julio, donde Feijoó, el contendiente del Partido Popular consiguió la mayoría. Pero Sánchez quiere el poder a como dé lugar y hará lo imposible para conseguirlo.

Desde luego, estas personas están impresentables. Pero nos preguntamos cómo están quienes sostienen a estos señores. No es posible que a gente como Puigdemont se le considere para lograr acuerdos encaminados a la rotura de la unidad de España. 

Otro tanto se puede decir de quienes aplauden las agrupaciones políticas vascas, empeñadas como están en separarse de la política española para lograr una independencia sin respetar las voluntades del resto de los españoles, ni las convocatorias del Rey Felipe VI para la "investidura".

En fin, no sólo de quienes hacen cabeza en alguna esfera de la vida depende el estado de las cosas, sino principalmente de quienes permiten que unos pocos pongan de cabeza a todo un sistema social e alguna de sus actividades.




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