Un paseo diurno y diario: desterrar la pereza para llegar al fin

La pereza es un freno a las actividades normales destinadas a lograr un fin de acuerdo al desempeño deseado. Es más, nuestro fin último, ése querido por nuestro creador para cada uno de los hombres, se podría perder de vista por culpa de la pereza, por no levantar la vista hacia el futuro sin dejar de pisar fuerte en cada uno de los pasos del tiempo presente considerando los problemas de nuestro caminar anterior.
El hombre fue creado para "trabajar", con un descanso fijado un día para agradecer al Señor, el habernos sacado de la nada, para ser algo según los planes divinos...
Por supuesto, debemos dar gracias siempre, en todo momento, si bien se ha fijado un día de la semana para que, descansando de las tareas ordinarias se lo dediquemos a quien al querernos nos dio el ser. Un cariño inagotable aunque el hombre puede desentenderse de ello y hacer lo que le da la gana. Sería su perdición por desentenderse del amor. Fuera de él, nada hay excepto odio y mentira.
Nadie en su sano juicio puede preferir ésto sobre aquéllo olvidándose de la felicidad eterna a la que estamos llamados, porque el Creador no puede querer el mal par nadie. Es la "creatura" la que decide por su cuenta ignorarlo cayendo asi en un absurdo sin límites.
Entonces, nunca podemos deja de recordar tales verdades a quienes usan por nuestro lado sin darse o dándose cuenta de semejante llamada. Esta llamada es universal, para todo No hay excepciones de tiempo y lugar.
Esta es la única razón por la que el último mensaje de Jesús a sus apóstoles, a cada uno de nosotros, "id por todo el mundo, y predicar lo que yo les he dicho, bautizándoles en nombre del Padre, y de Hijo y del Espíritu Santo.
Es el último deseo de Jesús, Dios en la tierra: que todos se salven haciendo esto que y les he dicho. Y quien salva un alma, salva la suya.
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