Abc de la vida: ésta y la otra.
Lo uno e inmutable, eternamente.
Así quisiéramos ser cuando estamos bien, cuando nos sentimos felices... Pero en el mundo donde vivimos parece que las cosas funcionan de distinta forma. Se habla de diversidad, de cambiar continuamente para seguir los dictados de la moda. Nunca se está satisfecho con lo poseído.
Cuando se quiere, sin embargo, alabar a alguien se le dice ¡eres único!; o cuando recostados en una playa bajo una temperatura agradable, se expresa esa satisfacción diciendo: me quedaría aquí para siempre.
Por un lado se repudia lo único porque no se puede elegir; tampoco lo monótono de lo estático no acab a de convencer. Sin embargo, se disfruta sin querer nada más cuando se cree tener todo.
Sólo cuando se carece de algo, cuando el dolor y la enfermedad acechan, nos damos cuenta de esa laguna de bienestar. Y es precisamente en lo uno y lo inmutable cuando se toca lo divino. No se apetece nada más porque se tiene todo, siendo quien soy sin cambiar.
No hace falta recorrer el espacio ni tener más tiempo porque justo ahí se tiene todo. Lo inmutable no requiere querer más pues todo lo tiene sin cambio alguno.
Creo que esta es la realidad divina. Dios no cambia. Así es. Y también nosotros, una vez en el cielo, tendrá cada quien la totalidad completa de lo que es, sin cambios. Y no añorará cosa alguna,
Comentarios
Publicar un comentario