Patriotismo o nacionalismo. San Agustín
San Agustín no estuvo en Cataluña, en primer lugar, porque no
existía como tal, aunque ahí
hubiera pobladores. Pero este señor decía que un Estado sin verdadera justicia
es una banda de ladrones bien estructurada.
El consenso no es la medida de la justicia, sino la verdad. La
libertad de un pueblo no se define por un plebiscito o una consulta ciudadana.
Salirse con la suya no es progreso. Decir que cuando sea independiente entonces
sí voy a querer a mis vecinos, es una falacia, porque no los quiero ahora, porque no sé
lo que significa el amor.
Hay que amar y respetar ahora las normas de la convivencia, para
que sigan aplicándose después. El patriotismo es una virtud cristiana, lejos
del egoísmo que siempre implica cualquier nacionalismo. Los derechos de los
demás, también cuentan.
Los caprichos de niño malcriado, si se dejan, supondrían la
irrupción de los poderes de la destrucción. La unidad no justifica los delitos.
Por el contrario, al llamar a las cosas por su nombre, se quiebran las rabietas
de la izquierda y las de la derecha, que en el fondo, son adjetivos sin
sustancia.
El ser un caballero, un ciudadano, se manifiesta en el respeto que
se preocupa por los demás. De no ser así, se convierte en una manada de
ladrones que dividen lo que no es suyo, como la madre falsa en el juicio de
Salomón.
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