El costo de Rosetta
El costo de Rosetta
No se propala el costo de la nave Rosetta. Se dan mil datos más, pero no el de su costo. Sólo nos
llega la voz unánime de “ha sido un éxito”; “cada paso es un gran logro”.
La nave Rosetta se fue de viaje hace 10 años, como un nuevo rico.
Ha recorrido desde entonces 6,400 millones de kilómetros. ¿Sabe usted lo que es
eso? Y de su lomo ha descendido a un cometa, llamado 67P/Churyumov-Gerasimenko
(¿a quién se le ocurre bautizar así a una criatura?), la sonda Philiae mientras viajaba a más de 55 mil
kilómetros por hora, cuando aquí en la Tierra le ponen una multa a quien se
mueve a más de 120 kilómetros por hora en una carretera especial.
Resulta muy interesante lo que dice el jefe de este viaje, Martin
Kessler, cabeza de la Agencia Europea del Espacio (ESA, por sus siglas en
inglés). Sobre el cuestionamiento de si hace falta ir tan lejos, cuando podemos
ver el cometa por un telescopio, responde: Los telescopios más potentes nos
daban una imagen del cometa como una papa, pero ahora hemos visto que tiene dos
lóbulos, como “un patito de goma”. La sonrisa de quien escucha tal respuesta
será posible sólo si no tiene el labio partido.
Pero ahí no queda el asunto. El jefe de ESA, defiende que la importancia de este proyecto
porque nos puede proporcionar datos sobre el Sistema Solar y “sobre el origen
del agua en la Tierra”. Añade el científico: el agua de la tierra “pudo llegar en los cometas”. Aquí ya
hay que pararse un momento y respirar hondo, porque según se afirma, que este
cometa, en su viaje al Sol, mide
cuatro kilómetros de diámetro. ¿Cómo en tan poco espacio se puede transportar
tanta agua? ¿De dónde?
Se sabe, según los científicos, que los planetas se han
deteriorado en su curso de tantos millones de años, alrededor de 4,500. Pero
los cometas no han sufrido tal desgaste, eso que eran parte del “material
sobrante” de los planetas, que conservan
“el material original”.
En fin, no queremos denostar aquí el logro científico de los
ingenieros que forman el equipo de ESA, tanto en su división de Toulouse,
Francia, como en la de Colonia, Alemania,
amén del centro científico de la agencia, ESAC, sito cerca de Madrid. Posarse
en el lomo de un cometa a esas velocidades, después de emparejarse en su
recorrido sideral, es algo inaudito.
Y estamos seguros de que, en sucesivas declaraciones, irán desgranándose
datos más conmovedores sobre el origen de la tierra, del agua, y de la vida.
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