Vivir en paz
Se dice: todos quieren la paz, pero no cesan de alimentar la guerra de mil formas distantes y distintas. Se financia a los bandos afines con dinero, hombres y armas. Han seguido el camino antiguo de preparar la guerra si se quiere la paz. Y es curioso: nunca se consulta a los ciudadanos sobre la decisión de las autoridades, como si en este asunto se tuviera la mano libre para incentivar la matanza de civiles de cualquier bando sin importar la edad, o si son mujeres o ayudantes de escuelas y hospitales.
La verdad es que no se sabe en qué consiste la paz ni se quiere aprender.Están vivos todavía quienes participaron en la última Gran Guerra, con una duración de cinco años y se arrasaron ciudades enteras. Bastó la iniciativa de un hombre, secundado por un puñado de radicales, para emprender la más desastrosa de las peleas entre humanos alardeando de contar con altos niveles de educación.
En esas decisiones de perpetuaba la idea de pensar y obrar bajo la consigna de "el Estado soy yo", y los demás deben obedecer sin rechistar las ocurrencias de un poder absoluto, ensimismado capaz de acabar con lo que se opusiera a tal concepción.
De nada servía la herencia de cientos de años sobre el concepto de paz, entendida como "la tranquilidad en el orden". La tranquilidad se había terminado justo en el momento de acabar con todo lo que se opusiera a la ambición y los despropósitos del desorden causado por un poder absoluto sin contemplaciones de ningún tipo.
Creo que este desorden se origina en la familia. Cuando falta el amor el todo se desvincula en partes compitiendo unas cn otras sin reconocer que forman parte de un todo, y sólo de esa manera se puede dar sentido a la permanencia en el tiempo. Es imposible obtener un todo sincronizado si las notas de partitura salen de pentagrama cada una por su cuenta. Y no podemos pedir a la gran orquesta interpretar la sintonía sin tener el orden establecido de antemano.
Sólo en ese orden original se puede escuchar la voz del autor en una melodía que picnic el alma.
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