La situación en la familia atora la paz del mundo

Queremos la paz, por menos en teoría, pero no cesan los siniestros ataques a la familia, donde quizá se pueden resolver los problemas porque están al alcance de la mano, sin recurrir a la ONU, el Tribunal Supremo o las grandes entidades encargadas de la justicia y el orden en el mundo.

Por eso no podemos culpar de la situación, verdaderamente grave, en el mundo sin poner remedio a la proliferación de desajustes familiares donde la clave se suele encontrar en la falta de amor entre quienes se lo han prometido hasta el final de sus días.

¿Por qué se enrarece la relación matrimonial? En principio, se debe a un descuido en la atención debida al otro, cónyuge. Pequeños detalles, pero significativos.Por ejemplo, ese beso tan buscado en los tiempos del noviazgo, desaparece en los encuentros y despedidas habituales de la casa. ¿Razones de ese descuido? Muchas, sin duda, pero inadmisibles habrían sido cuando los novios se ven o se van.

Otro ejemplo. No pedir disculpas o perdón por omitir algo debido. Por ejemplo. cuando esta conducta se normaliza, la persona sufre esa carencia como un descuido culpable, algo así como un para de largo ante las necesidades de quien convive en las mismas circunstancias de vida del cónyuge. Es como pasar por encima del respeto, del cariño, debido a quien comparte la vida en los tiempos fáciles y difíciles.

Es raro buscar hoy día una ayuda en las relaciones presentadas en las películas y series presentadas en los mass media donde las relaciones se dan sin compromiso alguno, fuera del ambiente familiar y sin la presencia de los hijos. Suelen ser romances desprovistas de significado, más allá de la atracción sensorial del momento. 

Algo parecido acaba a de suceder durante la ceremonia de investidura  del  presidente Trump en Estados Unidos. En un momento de las inacabables presentaciones en público, Trump intenta besar a su esposa, pero resultó imposible debido al sombrero de Melanie, al maquillaje o a  la falta de cariño de una esposa presente pero lejana, aislada por una actitud hierática en medio de un ambiente festivo de la concurrencia. En este caso es ella aparece intocable, sin  un ápice de entrega en unos momentos grabados por los media y difundidos por todo el mundo.

En fin, cuesta imaginar cómo, sin el uso de la fuerza, se puede contribuir a la paz mundial cuando en detalles tan elocuentes no se filtra un detalle de convivencia encaminado a establecer una relación perdida en los afanes de dominio entre naciones donde la vida se quita sin más consideraciones.

Y las presentaciones del amor se suelen limitar a gestos manuales donde resulta difícil ver un ápice de cariño.




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