Agitación por la presencia de Trump

El mundo está sentado, cruzado de brazos. Y aparece un señor que baila y mueve sus brazos cuando está delante se su público. Se llama Trump, ahora el presidente de Estados Unidos.

Rodeado de las principales fortunas del mundo, a cuya cabeza destaca Elon Musk, se han juntado por primera vez el mayor poder político del mundo y las fortunas sin par en lio económico.

Contrasta esto un poco con la recomendación evangélica: hacerse pequeños. No sabemos qué ocurriría a Estados Unidos si siguiera tal camino teniendo en frente a colosos como China  Y Rusia.  Quizá estos países  con ansias de dominio al ver delante de ellos la imagen de la sencillez en vez de la figura dominante de un coloso, cambiarían de actitud, algo así como hace un perro ladrador y agresivo cuando uno se detiene en frente de él: el atacante también se detiene, y espera a ver su esta postura dominante se consolida y no permanece. 

Parece incongruente atacar con tanques invadiendo las calles de un pueblo pacífico para exaltar así su poderío. No es eso lo buscado por las gentes que buscan la paz, sino se quiere un diálogo para aclarar si las hubiera diferencias irreconciliables. Ese era el propósito del las Naciones Unidas al nacer después de la II Gran Guerra. Los lideres sensatos dieron la devastación de sus tierras y las incontables pérdidas humanas durante cinco años y recapitularon sobre lo absurdo de sus conductas frente a la locura de un hombre poseído.

Ocurre lo mismo con las diferencias, siempre las hay, de la casa, en las familias. No se resuelven las diferencias, por grandes que fueran, con la agresión, Porque son familias, llamados a convivir, debe imperar el diálogo cuando surgen las diferencias.

De esta manera, las escuelas, la educación si es tal, deben insistir una y otra vez en este paradigma para resolver las diferencias y alcanzar la paz en su seno; de esta manera se lograría un aprendizaje  digno incluso de ser recibido creado en las familias y en la sociedad. La guerra nunca es la solución de los problemas. La derrota del contrario no es el ejemplo a seguir pues se anula al contrario como en un combate de boxeo.

La derrota humilla. El diálogo esclarece y conduce a la paz. La defensa es un derecho cuando se pone en peligro tanto la vida personal com la de los demás. Aunque Jesús se defendió con la palabra, con la verdad y cambiando de residencia cuando lo perseguían, llegó un momento donde, llevado por el "amor", entrega su vida a los enemigos. Los mártires siguieron su ejemplo.



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