"Por el amor de Dios" --dicen hasta los que no creen.
No resulta infrecuente encontrar entre los escritos de periodistas (y profanos transeúntes) confesamente incrédulos, la frase "por el amor de Dios". Por lo general, usan de la expresión a modo de argumento final, como para acallar las voces de una controversia en una cuestión opinable, pero donde el autor trata de salirse con la suya, a base de espetar el nombre de quien en lo personal no cree, pero, por eso mismo se siente titulado a usarlo a diestra y siniestra.
Por ejemplo, el ex primer ministro Cameron le dijo al líder de los laboristas, Jeremy Corbin, cuando ya iba de salida: "Por amor de Dios, váyase".
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