Celebrar en paz un campeonato


 Vivir en paz. Puede parecer un deseo venido de otro mundo. Vemos con frecuencia cómo  las finales de un torneo deportivo pueden convertirse en un campo de batalla y algunas celebraciones acabar como el "rosario de la aurora", a golpes. Se pierde de vista la alegría natural de una fiesta debido a la pasión y al embotamiento de los sentidos debido a la desmesurada ingesta de alcohol y   otras substancias alucinógenas.

Es una pena advertir cómo desde los primeros años de escolaridad, los niños se agreden por naderías en los planteles educativos y nadie, compañeros o maestros, parecen ser capaces de frenar estas manifestaciones violentas. Todo parece indica que la violencia actual del mundo, de la calle, se cuela en todos los ambientes, aun en los más sagrados, con el fin de perpetrar actos vandálicos en imágenes y retablos y sacrilegios y profanaciones en lo más sagrado de los recintos religiosos donde a nadie se le obliga a entrar, y sólo el odio a la fe católica mueve a estas personas a comportarse de modo tan diabólico.

A la Reina de la Paz se le han dirigido hoy plegarias en todo el mundo acompañando al Papa con el rezo del Santo Rosario intercediendo por ea paz del mundo tan necesaria, en especial por lo ciudadanos de Ucrania, una paz cada vez más difícil de conseguir porque se necesita de algo más que los recursos humanos, por bien intencionados que sean, para lograrla. 

Conmueve ver al hombre comportarse como una bestia, sin reconocer a sus semejantes, incapaz de colaborar en el logro de ese bien común del que la paz forma parte.

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