Los agoreros en tiempo del coronavirus




Sonrisa de tiempos ¿adversos?



¿Qué hacer en tiempo de coronavirus?

Las notas de los periódicos y otros medios de comunicación, salen a pasear todos los días. (Fíjese bien: digo "notas" y evito decir "noticias". Noticia viene de "conocimiento, pero las notas proceden de las ocurrencias de los redactores, de la necesidad de llenar las páginas con algo, y se ha dado así paso a las llamadas, hoy menor que nunca, fake news).

Pero esos paseos mediáticos dejan olor a podrido. Las conversaciones del público destilan hartazgo cuando se refieren a esta epidemia del coronavirus. Las cifras van y vienen, siempre distintas, con declaraciones a modo de excusas para los altibajos de las estadísticas, dando predicciones inverosímiles sobre la vida, los astros, y, a veces se atreven a polemizar sobre el fin de los tiempos.

Profesionales de la noticia convertidos en alcahuetes. Se asoman al alféizar de sus ventanas para otear los nubarrones del día y dejan al albur (esa contingencia a la que se fía el resultado de una empresa) el desenlace de lo reportado. A los lectores les toca aguantar el chaparrón de agudezas grises insólitas.

Por ejemplo, se cita a un científico que ha dicho: "Después de una catástrofe, hay siempre una revolución" y reproducen la idea bien visible y tan tranquilos. Claro, si esperamos lo suficiente, puede pasar cualquier cosa. En otro asunto, lo mismo afirman que se incrementan los contagios, o que se aplana la curva del virus. Lo importante --piensan-- es adjudicar la frase a alguien, o, en su defecto,  añadir la coletilla "según fuentes generalmente bien informadas".

No es de extrañar entonces   el ascenso de quienes no creen en absoluto el fenómeno de la pandemia, adjudicándolo a una idea de algún político o millonario sagaz para controlar a su antojo la población a su cargo. 

Como diría Tomás de Iriarte en su fábula de la ardilla y el potro: "Tantas idas y venidas....¿son de alguna utilidad?". Busquen la verdad, queridos colegas, y encontrarán en los media instrumentos útiles para hacer el bien. Agorero debería, ser, dedicarse a gritar el la plaza pública (ágora) lo bueno del vivir del hombre incluso en tiempos de pandemia.




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