Serenidad vs turbación, ansiedad
Son muchos los aquejados en este siglo XXI por síndromes de ansiedad. Y van en busca de tratamiento. Sin caer en el dar cifras, su número, crece, a juzgar por los coloquios de café donde se expresan en confianza los quebraderos personales.¿Por qué
La paz interior apenas se filtra por las rendijas del hombre moderno, siempre tan ocupado por las cosas exteriores en donde se mueve, a veces sin rumbo alguno. Apenas conocen el silencio interior en sus vidas.
La enfermedad sí. Galopa en silencio desbaratando la serenidad, necesaria para poner las cosas en su lugar.
Por ejemplo (quizá éste no sea el mejor), el canto gregoriano. Sin acordes, las voces unidas en una sola melodía para resaltar mejor la letra, la palabra, sin distracción alguna, sin filigranas. Hoy, lejos de los ambientes creados por una schola cantorum, con tantos recursos musicales como tenemos, incluso en la liturgia, se ha caído en la improvisación, carente de buen gusto. Si se sale al ambiente de la música moderna, la interpretación puede devenir en una saturación de contorsionistas en donde no se sabe si el nudismo es el punto central del espectáculo.
Sí, son otros tiempos, así es. Pero quizá lo más apasionante de la vida se relaciona con la verdad, y dándole su sitio en esa letra claramente dicha, de donde nace la inspiración, se calma el alma, serenamente, para que "nada te turbe". Así uno no se cansa de escuchar el Silencio de Beethoven, aunque la escala de su melodía se repita mil veces.
Y comprobaremos cómo el silencio, habla.
La paz interior apenas se filtra por las rendijas del hombre moderno, siempre tan ocupado por las cosas exteriores en donde se mueve, a veces sin rumbo alguno. Apenas conocen el silencio interior en sus vidas.
La enfermedad sí. Galopa en silencio desbaratando la serenidad, necesaria para poner las cosas en su lugar.
Por ejemplo (quizá éste no sea el mejor), el canto gregoriano. Sin acordes, las voces unidas en una sola melodía para resaltar mejor la letra, la palabra, sin distracción alguna, sin filigranas. Hoy, lejos de los ambientes creados por una schola cantorum, con tantos recursos musicales como tenemos, incluso en la liturgia, se ha caído en la improvisación, carente de buen gusto. Si se sale al ambiente de la música moderna, la interpretación puede devenir en una saturación de contorsionistas en donde no se sabe si el nudismo es el punto central del espectáculo.
Sí, son otros tiempos, así es. Pero quizá lo más apasionante de la vida se relaciona con la verdad, y dándole su sitio en esa letra claramente dicha, de donde nace la inspiración, se calma el alma, serenamente, para que "nada te turbe". Así uno no se cansa de escuchar el Silencio de Beethoven, aunque la escala de su melodía se repita mil veces.
Y comprobaremos cómo el silencio, habla.
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