Cuando falta el amor no se discierne, y... se vuelve entonces un "okupa"

El amor permite asomarse a la vida más íntima de los demás. Pero también la infección. Esta se cuela y llega a alimentarse de lo que no es, de lo ajeno, y sobrevive así sin dejar en paz desde que nace el sujeto de su residencia, Es mismo modelo del ahora tan de moda: el o k upa. Un cuerpo extraño se instala en una propiedad ajena y sobrevive a expensas del propietario, quien con frecuencia, debido a una medicina legal inapropiada, logra, como una bacteria, decidir cuándo debe marcharse del espacio habitado sin permiso alguno. Al o k upa no le interesa saber si la residencia okupada es una violación al derecho de propiedad. Sólo le interesa estar ahí, sin permiso de sus dueños, sin reconocer el daño causado con su estancia forzada. Por eso, cuando falta el amor, no se discierne, no quiere saberse nada de las víctimas de sus acciones. Se convierte en un parásito incómodo sin derecho alguno, con el único argumento de haber encontrado vacía la ...