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Los medios tiran de la lengua...y lo publicarían en primera página si uno accede

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Hablar de más. No suele costar mucho sirve de desahogo. Al fin y al cabo las palabras se las lleva el viento...a veces. Público algo, tener algo que decir, por encima de su verdad, de su calidad, mueve hoy más a los periodistas o reporteros que pensar en su contribución al bien común de la sociedad. En cierta ocasión, un señor en apariencia leído me preguntó por las personas que más admiraba. Me dijo luego si sabía de primera mano, las cosas más destacadas de su vida. Me quedé pensando de nuevo, pues además de la admiración por algunos de mis personajes  me solicitaba el origen  de ese aprecio. Callé cuando iba a hablar pues vi detrás de quien me preguntaba otro señor con una cámara dispuesto a filmar nuestra conversación.  Por supuesto, había conocido a mucha gente al ir y venir por el mundo desde China y Filipinas hasta los países europeos pasando por la llamada América Latina y la del Norte. Los encuentros más casuales resultaron con frecuencia los más fructíferos y como apenas nos

Estar al pendiente de los demás

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Las enfermedades mentales parecen estar de moda. En todos los países, en especial en los más desarrollados, han proliferado los achaques mentales, que afectan a los quehaceres diarios en la casa y en el trabajo profesional. El hombre es un ser en relación, y es aquí en donde se transparenta más este tipo de afecciones. Desde malentender  lo dicho por otros hasta confundir a la persona misma con quien  nos encontramos y nos dirige un mensaje. En definitiva, la capacidad de relacionarnos con los demás se altera significativamente. Se achacan estas limitaciones de la convivencia a las prisas de la vida diaria,  al abuso de la drogas y bebidas alcohólicas, preocupaciones excesivas, cambios radicales humor, alejamiento de las amistades, cansancio, desconexión con la realidad, alteraciones en la vida sexual, etc. según nos sugieren los estudios de la Clínica Mayo.  Dadas estas alteraciones y el crecimiento de las enfermedades de este tipo resulta  casi imposible que nos preocupemos del estad

Capacidad de asombro: ¡hay perdón!

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El mundo se desmorona cuando perdemos la capacidad de asombro que, el gran maestro de tantos filósofos, solía repetir a sus discípulos: el aprender tiene en su base la "capacidad de asombro". Desaparecida ésta todo parece igual. Ya nada importa.  Nuestra naturaleza caída por el pecado original, se ha querido concebir como un cascarón que resta fuerza y significado a nuestra libertad. Sí, efectivamente, debemos reconocer nuestra debilidad congénita y arrepentirnos de esa inclinación al pecado. Pero no podemos olvidar, como nos recuerda e papa Benedicto XVI, que Dios no deja a sus criaturas a merced del oleaje de su tiempo. Contamos con su perdón por medio de la Penitencia y con la ayuda de los demás sacramentos. Esta realidad debe ser conocida por todos y explicada según convenga a cada cultura, a cada persona, y decirle que el oleaje de cada tiempo, como en el caso de Pedro en el mar de Tiberíades, se detiene por completo y obedece a una sola palabra, a un solo gesto  de nues

La alegría de ser

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Quizá nos estamos yendo un tanto hacia las nubes. Es cierto, pero vale la pena considerar de vez en cuando estos misterios, sobre todo, el de haber aparecido, así, en la superficie de la tierra, en un tiempo determinado, aunque esta presencia, inesperada por nosotros porque todavía no éramos, va a cambiar para siempre nuestro destino. "Antes de la constitución del mundo" fuimos queridos (no por nuestros padres, aunque colaboraron en nuestra concepción, a sabiendas o no), nada menos que "para ser santos" en la presencia de nuestro creador. Es decir, nuestro creador es bueno, y para nosotros quiere lo mejor, esto es, la felicidad inagotable pues estaremos para siempre en su presencia trinitaria.  No se puede pedir más a nuestro destino, fruto del amor. Ninguna de la acciones divinas puede ser interpretada, mucho menos entendida, fuera del amor. Por eso, cuando en una relación, cualquiera que sea, surge la discordia y, peor aún, la ruptura, la agresión, la guerra entre

Temor de Dios

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El miedo es algo completamente distinto del temor de Dios. Éste se refiere al quedarse sin el amor a Dios, el mayor despropósito o sinsentido de la vida. Aquél se centra en una emoción que nos alerta de una amenaza o un peligro. Amor versus  cuidado. Esa es la diferencia. Mientras en las cosas de Dios uno se entrega sin cautela (aunque conviene consultarlas con un director espiritual de confianza versado en los asuntos de vida interior), en las cuestiones humanas conviene precaver la presencia de una insinuación por si de ella pudiera derivarse algún peligro. Por eso los santos vivían sin miedos porque se fiaban en lo importante, en los asuntos de Dios, de quienes dirigían su alma. Teresa la santa, la castellana de origen sefardita, en cierta ocasión donde las revelaciones del Señor no coincidían con los consejos de su director de conciencia, recibió una advertencia divina de gran utilidad parar su vida interior: Tú sigue siempre las recomendaciones de tu director ---aunque en un deter

El buen ejemplo

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Estamos llenos de imágenes y textos provocativos hasta lo inverosímil. Los ejemplos nacidos de exponerse a estas experiencias crean adicciones a partir de la infancia. Niños a partir de los cinco años se acercan a las fotografías de las redes sociales y quedan enganchados en asuntos sexuales ininteligibles para ellos pero atractivos pues despierta en estas edades una curiosidad sin límites compartida después con sus compañeros mostrándoles sus hallazgos como algo increíble. El buen ejemplo no está tan asequible como el malo. C omenzando desde la familia, los hijos sorprenden a los padres,   cuando los hay, en actos semejantes a los vistos por las redes y en televisión. De esta manera llegan a confirmar la existencia de mundo ahí fuera de su alcance pero real, tan real como las escenas de personajes de carne y hueso presenciadas en lo privado de sus teléfonos portátiles. El joven santo de ayer,día 12 , Carlo Acutis, de tan sólo 15 años, debe servir de ejemplo a tantos y tantos jóvenes q

Salir al campo, y darle sentido al tiempo.

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Sin darnos cuenta, vivimos encerrados, como en prisión. La casa, el trabajo y vuelta a la casa. Sobre todo en las grandes ciudades, el ir y venir al lugar del trabajo puede consumir unas cuantas horas. Apenas queda tiempo para nada más. El mal humor se acumula con los trasiegos del viaje (no faltan en esos largos recorridos) sumados a las contrariedades laborales (siempre al acecho). Sin embargo, en esos largos recorridos, sobre todo en los países de tradición católica, no faltan en el itinerario la presencia de iglesias, detectadas por su estructura  especial o por asomarse la cruz por encima de los edificios del contorno. Ahí se da el momento para meterse en el interior del recinto, sin detenernos en nuestro trayecto, y acordarnos de que ese sagrario nos espera una persona desde hace dos mil años, encerrada en un diminuto espacio con las manos llenas de su gracia para agradar dándoselas a quienes lo visitan o pasan por el camino. Son cosas del amor. En ese silencio las palabras no cu