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El buen ejemplo

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Estamos llenos de imágenes y textos provocativos hasta lo inverosímil. Los ejemplos nacidos de exponerse a estas experiencias crean adicciones a partir de la infancia. Niños a partir de los cinco años se acercan a las fotografías de las redes sociales y quedan enganchados en asuntos sexuales ininteligibles para ellos pero atractivos pues despierta en estas edades una curiosidad sin límites compartida después con sus compañeros mostrándoles sus hallazgos como algo increíble. El buen ejemplo no está tan asequible como el malo. C omenzando desde la familia, los hijos sorprenden a los padres,   cuando los hay, en actos semejantes a los vistos por las redes y en televisión. De esta manera llegan a confirmar la existencia de mundo ahí fuera de su alcance pero real, tan real como las escenas de personajes de carne y hueso presenciadas en lo privado de sus teléfonos portátiles. El joven santo de ayer,día 12 , Carlo Acutis, de tan sólo 15 años, debe servir de ejemplo a tantos y tantos jóvenes q

Salir al campo, y darle sentido al tiempo.

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Sin darnos cuenta, vivimos encerrados, como en prisión. La casa, el trabajo y vuelta a la casa. Sobre todo en las grandes ciudades, el ir y venir al lugar del trabajo puede consumir unas cuantas horas. Apenas queda tiempo para nada más. El mal humor se acumula con los trasiegos del viaje (no faltan en esos largos recorridos) sumados a las contrariedades laborales (siempre al acecho). Sin embargo, en esos largos recorridos, sobre todo en los países de tradición católica, no faltan en el itinerario la presencia de iglesias, detectadas por su estructura  especial o por asomarse la cruz por encima de los edificios del contorno. Ahí se da el momento para meterse en el interior del recinto, sin detenernos en nuestro trayecto, y acordarnos de que ese sagrario nos espera una persona desde hace dos mil años, encerrada en un diminuto espacio con las manos llenas de su gracia para agradar dándoselas a quienes lo visitan o pasan por el camino. Son cosas del amor. En ese silencio las palabras no cu

Vida en peligro, con una paz raquítica y hambre en muchas regiones del orbe

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En el principio de todo está la vida. Ella da origen a la belleza del universo entero. Plantas que engalanan los rincones de calles, ciudades, bosques y selvas dan testimonio de esta realidad innegable. También los animales terrestres y  marinos junto con las aves del cielo animan con su presencia las esferas de la tierra. Luego vienen el hombre, para poner el nombre esencial a cada ser creado que después debe cuidar y multiplicar para dar el trabajo necesario a cuantos habiten la tierra hasta el final de los tiempos. Pero olvidarse de este mandato imperativo dado al hombre, vendría a trastocar el orden de toda la creación, y de este estado se llenan hoy  los medios de comunicación de todos los continentes. La presencia de la guerra entre humanos es un absurdo continuado desde el principio tras la muerte de Abel por su hermano en una acto de violencia debido a celos y la envidia. Acabar con la vida de un ser en relación familiar debido a la procedencia de unos padres en común al dejars

El error craso de la educación

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Podemos comenzar diciendo algo básico acerca del hombre, como humano: es un ser único dotado de inteligencia y voluntad. Porque tiene alma, parte espiritual creada directamente por Dios, lo  hace semejante a él, como ocurre con cualquier artista al realizar su obra. Pero además lo hace diferente a todos los demás seres creados, y se le da un nombre apropiado digno de la persona que es. Que esto siga ocurriendo después de años sin cuento de ir apareciendo hombres en todas las latitudes, contados por miles y miles de millones resulta increíble, inverosímil, casi mágico. Pero al tratar de elegir una manera de preparar  al hombre  para la vida --ésta y la venidera-- es donde se suelen cometer errores crasos. Como la inteligencia y la voluntad, sin entrar en pormenores en este momento, son los agentes, diríamos, receptores de la llamada educación, se suele caer en dos errores: llamado uno "intelectualismo"; o, el otro, "voluntarismo". E s decir, reducir el todo  a las ac

¿Humanismo? ¿De qué tipo?...Se trata de saber si conduce a Dios

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Se han dicho mil cosas sobre el humanismo, incluso se le ha constreñido a descansar en un país determinado. Está bien si les parece bien.  Pero vale la pena conocer esta máxima:  En el atardecer de nuestra vida, seremos juzgados por el amor . En esta frase de san Juan de la Cruz (1542-1591) encierra una serie de verdades ineludibles. Primero, que todos vamos a morir  velis nolis. Segundo, que vamos a ser juzgados según nuestras obras; no van a dar lo mismo las de Adolf Hitler que las de un pobre misionero sacrificado por serlo. Y tercero, Dios no tiene dos caras: es el amor, y será esta, su única manera de ser, la encargada de emitir el juicio, es decir, las obras carentes de amor serán reprobadas de acuerdo con su gravedad. Recordemos que después de la Resurrección, Jesús sólo le pregunta por su amor, y se lo dice tres veces (quizá recordádlole sus tres negaciones):¿ Me quieres?. Eso fue todo. Esto será todo. La respuesta no se puede improvisar, alegando la pertenencia a tal o cual hu

¿Por qué las personas pueden hablar? La palabra y las cosas

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Sin cosas no podríamos proferir palabra. La palabra es, las cosan son. Las cosas pasan a ser parte de nuestro conocimiento cuando nos referimos a ellas por medio de la palabra. Es así cómo la palabra cobra sentido al referirse a esa cosa real. Por supuesto, la palabra puede ser dicha de algo inexistente, imaginado, pensado, incluso de una opinión sobre algo cuya realidad no acaba se situarse en nuestro conocimiento. Pero esa realidad efímera, aunque le demos muchas vueltas en nuestra cabeza, no deviene en realidad aunque sea parte de nuestros pensamientos.  Esto es importante a la hora de hablar o de escribir sobre un asunto. Se puede hablar de lo que uno quiera o escribir acerca de su  presencia en boca de algunos. Lo importante en estos casos es no presentarse ni a sí mismo ni a los demás eso presente en nuestros pensamientos como una realidad in re , en la cosa.  Sin duda, los fantasmas de la imaginación tienen una presencia en la mente del individuo, pero no son. De ahí la convenie

Pensar en los demás no es olvidarse de sí mismo

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Al caminar por la calle se encuentra uno de todo. Gente de todas las edades, culturas y razas. No importa que el lugar sea la Quinta  avenida de   Nueva York, la  Plaza del Zócalo en la Ciudad de Mexico o la Plaza del Sol madrileña. El paso de cada quien revela un tanto sus preocupaciones, si bien depende del clima en ese día. Hay días de paseo, el sol brilla sin mucha intensidad y el aire apena sopla en la copa de los árboles dejando oír el canto de algunos pajaritos. Con días así nadie se resiste a dar un paseo, aunque ello implique llegar tarde a los deberes  cotidianos. Las preocupaciones ceden el paso a disfrutar del regalo climático. Es así cómo se producen los encuentros con otras personas, nuevas o viejos amigos. Y se puede hablar de todo, incluso del día de nuestra marcha definitiva. No siempre se encuentra uno con los demás cuando quiere. Por eso vale la pena acordarse de ellos y pensar en aquello que les agrada, para que, si se presenta la ocasión, podamos alegrarnos de su p