A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra
Unos, menos; otros, más tiempo. Pero todos los santos pasaron por esta tierra. Tenemos a unos niños todavía, casi contemporáneos nuestros, los hermanos Francisco y Jacinta, ya han sido canonizados. Vivieron una vida normal, hijos de campesinos portugueses, ayudando a sus padres cuidando ovejas. Santo Domingo Savio, discípulo de san Juan Bosco, con apenas quince años, es otro caso de juventud en los altares. Ahora se suma a esta lista Carlo Acutis, un estudiante italiano, nacido en Londres, aficionado a las redes sociales, y con tan sólo 15 años, ya ha sido declarado beato en su rápida carrera de la santidad. No faltan los santos de más edad en todas las épocas, san Ignacio de Antioquía, san Jerónimo, san Felipe Neri, y un largo etcétera. Pero el punto a destacar aquí es el de los santos, conocidos de siempre por todos: María y José, por no citar a su prima santa Isabel, al anciano Simeón y a santa Ana, servidora en el Templo de Jerusalén. Pero fijémonos en los padres de Jesú...