El oficio de discernir y las prisas
Tenemos mucha prisa. Cuanta más tecnología se introduce en el torrente circulatorio de la vida social, contrariamente a lo que cabría esperar, más deprisa nos movemos. Discenir para el hombre es una vocación. Cerrarse irracionalmente a las propuestas de lo real, raya en la cerrilidad. La razón indaga, es su oficio, la verdad de las cosas, o la verosimilitud de la ficción. También la opinión tiene su estatus, pero la razón no se aquieta con ella, porque siempre queda un resquicio, o un gran boquete, por donde se cuelan los asegunes de la duda. Los argumentos proveen el armatoste necesario para intentar cerrar con lógica una puerta fatua. Pero la realidad es, otra cosa. Reclama de tiempo indagar. A veces nos pasamos más tiempo del necesario en refutar posturas falsas o inverosímiles, que dan carta de ciudadanía, en su lugar, a opiniones con hondas raíces ideológicas o políticas nefandas, por el mero hecho de que están ahí o se repiten mucho. Por ejempl...