¿Por qué no creemos a Dios?
Parece ser que la misma cabeza que rechaza, o ni siquiera se plantea, lo dicho por Dios es la misma que estudia e interpreta con la razón la naturaleza. ¿Cómo puede ser esto? Hay una razón, quizá no la única, consistente en emplear la imaginación en vez de la razón. ¿Qué diferencia hay entre obrar de una o de otra manera? Con la imaginación se acaba viendo lo que se quiere ver; con la razón se deben seguir los pasos marcados por la lógica. En el primer caso, se trata de seguir el movimiento del sentimiento que despierta emociones, convincentes para esta clase de personas. Pero no se llega más lejos cuando nos encontramos con teólogos que desdeñan el uso de la razón porque, según ellos, sus conocimientos se deben a su contacto con fuentes más puras. Sin embargo, se les puede aducir a este grupo de creyentes, que el hecho de creer algo porque Dios lo ha dicho no descalifica a la razón; por el contrario, uno se debe asir a ella para demostrar que todo lo natur...