Mentes brillantes, no encuentran a Dios. Pero las flores del campo hablan de él
Leonardo da Vinci (1452-1519). Mentes formidables. Inventan "teorías del todo", pero no encuentran a Dios. El universo entero habla de su hacedor. Abraham y E. Kant se fijaron en el mismo fenómeno: la noche tachonada de estrellas. Aquél como una metáfora de su descendencia innumerable. Éste, como "conjunto innumerable de mundos", conciencia de su existencia. Y a Leonardo le fascinaba lo "absoluto y universal". Las piedras, los ríos y las plantas hablan de su hacedor. Sólo el hombre se resiste. Enmanuel Kant (a pesar de que su nombre dignifica "Dios con nosotros"), deja entre bastidores su realidad. No se trata de un disenso, sino de un prevalecer la figura del " yo" por encima de todo lo demás. Debemos aprender de la sencillez de la hierba del campo. No se queja cuando la pisan y cede su tallo para servir de siento y de alimento. Abajarse, porque desde esa posición de humildad , desde el polvo de la tierra, se apoya e...