Sé tú mismo..., pero ¡ojo! por si hay algún algoritmo que te está mirando
Sin duda alguna, "ser uno mismo" es una gran decisión. Sin doblez, descubiertos los pliegues del alma, de la personalidad, de las costumbres, tenemos la gran oportunidad de corregir nuestros defectos. Al contrastar esos modos con los propios de nuestra condición humana (no se trata de compararse con los del vecino), aparecen las carencias, las villanías, las mezquindades, en fin, la carencia de virtud . Pero, hoy especialmente, vivimos en una especie de prisión donde se transparenta cada paso dado. Me refiero a las "nuevas tecnologías". Estas "tecnologías" no viven del aire. Por el contrario, sus ingresos dependen del tiempo empleado por los usuarios en las "redes". Entonces, el negocio se logra captando nuestra "atención" para permanecer mucho tiempo en esas "redes". De esta manera, un algoritmo registra todos nuestros gustos y querencias, y las alimenta al sistema central de, por ejemplo, Facebook, Google, o Twitter...